domingo, 17 de junio de 2018

Resumen completo de Las Cinco Espadas



Las Cinco Espadas es una historia de fantasía épica que abarca el mundo de ficción de Veranion. La historia comienza con la muerte del emperador de Sharpast, Methren III, el hombre más poderoso de todo Veranion. Mulkrod, su hijo, un hombre ambicioso que pretende alcanzar mayor gloria que cualquiera de sus antepasados, hereda el trono y gobierna su nuevo imperio con puño de hierro. Para afianzar el trono e iniciar su ascenso a la gloria terrenal, se prepara para iniciar la campaña definitiva contra el último reino libre de Veranion: Sinarold del Este, que ha podido resistir los ataques de Sharpast gracias a una extensa muralla que protege el reino. Pero la ambición de Mulkrod va mucho más allá: en su afán de gloria aspira encontrar varias armas de gran poder que en el pasado pertenecieron a su familia: las Cinco Espadas, que fueron ocultadas de sus legítimos dueños por el mal que desataron en la tierra, salvo una, que permaneció en poder de la dinastía imperial. Para ello Mulkrod prepara una expedición liderada por uno de sus hermanos para encontrar las espadas, que se encuentran ocultas en lugares remotos. En las espadas existe una antigua maldición, por la cual sólo el linaje del primer emperador, Sharpast I, creador de un imperio que lleva su mismo nombre: Sharpast, podrá empuñar las espadas; ningún otro hombre vivo podrá tocarlas.

          Mientras todo eso ocurre en las tierras del Imperio, en occidente, donde se encuentra el continente de Lindium, mucho más pequeño que el de Veranion, los tres reinos que lo habitan debaten si intervenir en la guerra que está a punto de iniciarse en Sinarold o dejar que este antiguo reino sucumba ante el poder del Imperio. Al mismo tiempo, los magos de Oncrust, antaño una prestigiosa y poderosa orden, se reúnen en un concilio para dirimir el espinoso asunto de la guerra y decidir qué postura tomar respecto a Sharpast.

Llegados a este punto te recomiendo que, si no has leído todavía Las Cinco Espadas, no sigas leyendo.



            Es en este concilio cuando aparecen Arnust y Halon, maestro y aprendiz que acuden al concilio tras cumplir una misión de gran importancia. Arnust participa en la reunión de magos como partidario de la intervención contra Sharpast, y para ello se ve obligado a debatir con otros miembros del consejo de los magos. La situación se tensa en varios momentos y el gran maestre de la orden, Blanerd, interviene en varias ocasiones para calmar los ánimos de sus hermanos. Finalmente, ante la división del consejo, Blanerd toma la decisión de que la orden de Oncrust participe en la guerra que va a estallar y unir sus esfuerzos para lograr convencer a los reinos de Lindium a intervenir en favor del asediado reino de Sinarold. Como Blanerd ve muy difícil lograr la unión de los reinos de Lindium para combatir a Sharpast, decide iniciar una expedición que busque al menos una de las Cinco Espadas a las Islas Solitarias, donde cree que se haya oculta una de ellas. Al mando de la expedición deja a su hombre de mayor confianza: Arnust. Pero para conseguir una de las espadas necesitan la sangre de Sharpast, pues sólo los herederos del primer emperador pueden tocar la espada. Para ello Blanerd había encargado a Arnust y a su aprendiz buscar a un bastardo del tío de Mulkrod; misión que habían cumplido de forma exitosa, trayendo consigo al joven bastardo, que se había quedado bajo custodia de la orden. El joven modesto y nervioso que habían ido a buscar se llama Maorn, y desde el principio se había mostrado partidario de colaborar con los magos. En medio del concilio aparecerá un nuevo personaje, el mago Glarend, hermano de Blanerd, que había regresado a Oncrust después de años infiltrado en la orden rival de Zurst en oriente. Pero eso es otra historia.

            En un principio, sólo uno de los tres reinos de Lindium, el Reino de Vanion, se muestra partidario de ayudar a Sinarold. En su ayuda envía un contingente de tres mil hombres compuesto por voluntarios. En ese ejército se encuentras el capitán Malliourn y su amigo Darm. Dos guerreros veteranos que habían consagrado su vida al ejército. Después de semanas de larga travesía por el océano, la pequeña flota de Vanion llega a la capital de Sinarold: Vendram, donde desembarcan y se unen al ejército de Sinarold en el Gran Muro, una extensa muralla que protegía el reino. Nos encontramos al norte de Veranion, en pleno invierno, con la nieve ocultándolo todo. Las negociaciones entre los diferentes estados fracasan; la guerra es inevitable. Los espías de Sinarold informan del inminente ataque imperial en la frontera de Sinarold. Un ejército de más de cien mil hombres se prepara para asaltar el reino.

            La tensa espera hace que los oficiales de Sinarold se pongan nerviosos y deciden enviar a varios grupos a aventurarse en territorio enemigo en busca del ejército imperial para averiguar dónde va a producirse el ataque. A Malliourn y Darm se les encomienda la tarea de buscar al ejército imperial y se adentran en territorio imperial. Durante su exploración encuentran el campamento enemigo, pero son atacados mientras trataban de escapar, pero salen indemnes del enfrentamiento y consiguen llegar al Gran Muro para avisar de lo que se les viene encima. Pero ya es demasiado tarde, el ataque ya ha empezado. Malliourn agrupa a sus hombres y se dirige al lugar donde se ha producido el asalto. Cuando llegan los defensores exhaustos acaban por ceder y el enemigo consigue perforar una de las puertas de la muralla con un ariete. Tras una dura lucha en la puerta, el comandante del cuerpo expedicionario de Vanion muere, pero antes cede el mando al capitán Malliourn. Ante la desesperada situación en la que se encuentran sus hombres, Malliourn decide retirar de forma ordenada a sus soldados, escapando de una muerte segura. Tras una penosa marcha bajo la nieve y las gélidas temperaturas, sin equipo, sin casi comida y sin casi nada más que el apoyo de sus compañeros, consiguen llegar a Vendrán, donde habían sido reclamados por el rey tras la catástrofe en el Gran Muro. Todos los sectores de la muralla habían sido tomados y las fuerzas de Sinarold se repliegan a Vendram y a Beglist, la otra gran ciudad de Sinarold.

            Una vez llegan a Vendram, Malliourn conoce en persona al rey de Sinarold, Krahim, y a su sobrino, el general de los ejércitos de Sinarold, Karmil Dungor, que es a su vez el heredero al trono. Durante la entrevista hablan de la defensa de la ciudad y de las posibilidades de Sinarold de contener el ataque imperial, pero el propio Malliourn no es muy optimista. En los días siguientes las fuerzas de Sharpast llegan a la capital y comienzan el asedio por tierra. A su vez la armada imperial bloquea el puerto de Vendram e impide la llegada de más suministros a los asediados.

            En la otra gran ciudad de Sinarold, Beglist, se atrinchera un grupo importante de soldados de Sinarold, que resiste ante otro ejército de ocupación de Sharpast. Al mando de dicho ejército se encuentra Mencror, uno de los hermanos del emperador, y el mejor amigo de Mulkrod: el general Darwast, un joven pero muy válido oficial. Tomar Beglist por la fuerza se antoja complicado, pero la suerte está de su lado. Un noble de Sinarold se pone en contacto con Darwast y llega a un pacto con él. Darwast promete respetar la vida del noble y su familia y de todas sus posesiones a cambio de facilitar la entrada a la ciudad del ejército imperial. Con su ayuda, los soldados imperiales entran por sorpresa por la noche y ocupan la ciudad. De inmediato, Mencror y Darwast se unen al emperador en Vendram.

            Mencror y Darwast se entrevistan con el general Dungor y Malliourn a las afueras de la capital. Allí los máximos oficiales de Sinarold y del contingente de Vanion descubren que Beglist ha caído. A pesar de la difícil situación de Sinarold, Dungor rechaza las ofertas de rendición. El asedio continúa. El rey Krahim enloquece por las nefastas noticias y Dungor es nombrado regente.

Para acabar con el bloqueo al que están sometidos, Dungor ordena a la pequeña flota de Sinarold atacar a la armada imperial. Para ello requisan toda embarcación capaz de navegar y las llenan de material inflamable. Por la noche se produce el ataque y para ello colocan en vanguardia los barcos con material inflamable y, tras incendiarlos, los lanzan contra el centro de la formación imperial, sorprendiéndoles. En cuestión de minutos parte de la armada imperial se encuentra en llamas. El caos reina por doquier. Tras los barcos incendiarios llega la flota de guerra de Sinarold, que ataca por los flancos con los espolones de los barcos. La batalla dura unas pocas horas. Entre el humo y el fuego se distinguen los gritos de los moribundos. Al amanecer la mitad de la flota imperial ha sido destruída y el resto puesto en fuga. La flota de Sinarold regresa triunfante. Ante el desastre, Mulkrod enfurece y ordena a sus fuerzas de tierra atacar la muralla de Vendram para intentar pillar desprevenidos a los defensores, pero éstos consiguen repeler el ataque. Ese día hay celebraciones en todo Vendram.

La alegría dura poco, a pesar de la llegada de nuevos suministros, el asedio continúa y los ánimos empiezan a decaer. La moral ciudadana está por los suelos y se inician disturbios en la ciudad. Aprovechando esto, el ejército imperial inicia un asalto total de tres oleadas a las murallas. Después de duros combates, las defensas ceden, los soldados imperiales entran por las brechas en la muralla y por la puerta principal tras quebrarla con un ariete. Karmil Dungor cae defendiendo las murallas y Malliourn ordena al contingente de Vanion replegarse a los barcos de la flota en el puerto para intentar escapar. Al final sólo una parte de los soldados consigue escapar en los barcos y la ciudad cae. Sinarold era ahora parte del Imperio.

En occidente los representantes de los tres reinos de Lindium: Vanion, Hanrod y Landor, se reúnen en Blangord, la capital de Hanrod. A ella asisten algunos de los magos de Oncrust: el gran maestre, Blanderd, Arnust, Halon y el bastardo imperial, Maorn. Entre los demás asistentes destacan los reyes de Hanrod y Landor, y el príncipe Nairmar de Vanion. Durante la reunión tras un debate que bien podía haber acabado en pelea, los representantes de cada reino no consiguen ponerse de acuerdo. Nairmar es partidario de la beligerancia en contra de Sharpast mientras que los demás son partidarios de la no intervención.

Finalmente, Blanerd decide revelar que las Cinco Espadas existen y que ha organizado una expedición para buscar una de ellas. Los reyes de Hanrod y Landor, habiendo oído historias del poder de las espadas, se interesan de inmediato del asunto. Los reyes prometen intervenir en la guerra contra Sharpast si la expedición encuentra la espada. En ese momento Blanerd presenta a Maorn y explica el por qué de la importancia del joven: como bastardo del hermano del padre de Mulkrod lleva la sangre del primer emperador, luego puede empuñar la espada para los Tres Reinos. Tras acordar una alianza militar contra Sharpast en caso de éxito de la expedición, el representante de cada reino elige a alguien que participe en la expedición de la espada: el rey de Hanrod elige al capitán de su guardia: Neilholm; el rey de Landor escoge a su hermano: Glorm; Nairmar, como representante de Vanion, decide ir él en persona. Ellos serían quienes acompañarían a Arnust, Halon y Glorm en la búsqueda de la espada.
Cuando acaba la reunión, Arnust regresa a su habitación a dormir antes de partir al día siguiente hacia las Islas Solitarias, pero Glarend, el hermanastro de Blanerd aparece tras unas columnas y le sugiere que no participe en la expedición dado que las espadas son una falsa leyenda. Arnust zanja el asunto diciéndole que no le importa su opinión y que está obligado a buscar una de las espadas.

Al día siguiente la expedición parte del puerto de Blangord y tras una larga travesía llega a las Islas Solitirias, que se hayan abandonadas por la escasez de vida en la región. Allí desembarcan y se encaminan hacia las montañas donde esperan encontrar una entrada secreta que les lleve a la espada. Todo ello gracias a un viejo libro que Blanerd le había entregado a Arnust antes de partir. Mientras marchaban, un misterioso personaje aparece armado con un arco: Zangord, el guardián de la llave, un viejo y desarrapado ermitaño encargado de custodiar la espada. Zangord exige que vuelvan por donde habían venido pero Arnust le asusta con su magia y éste huye.

Pronto encuentran la entrada que les lleva a la cámara de la espada y se adentran por interminables túneles bajo la montaña. En una gran sala con tres puertas se detienen a esperar que Arnust les desvele qué hay en cada una de ellas con ayuda del libro. Sabiendo que algún peligro les esperaba en todas ellas, un grupo de voluntario liderado por Nairmar y Halon se adentra por la puerta de la derecha. Lo que se encuentran allí es una gran sala con un dragón que les ataca en cuanto les ve. El guardaespaldas del príncipe se lanza a salvar a Nairmar y sacrifica su vida. El dragón le devora pero los demás consiguen escapar.

Tras regresar a la sala de las tres puertas, Arnust decide entrar por la puerta central, donde el peligro que les espera es asequible. Todos entran en un laberinto gigantesco donde pasan un día entero sin encontrar la salida, pero Zangord, que les sigue en la oscuridad, les da la clave: sin quererlo el anciano les muestra un pasadizo secreto por el que escapar del laberinto y acceder a la sala que da la cámara de la espada. Allí capturan a Zangord y Maorn encuentra una de las Cinco Espadas. Con la misión cumplida deciden volver a casa, pero para eso tienen que salir de la montaña y no conocían el camino. Tras prometer liberar a Zangord si éste les ayudaba a salir de allí, salen de los túneles y llegan a lo alto de la montaña. Arnust libera a Zangord y comienzan a bajar la montaña para regresar al barco.

No obstante, Zangord se la había jugado. El viejo ermitaño libera al dragón que les ataca desde el aire con fuego. Por suerte, consiguen ocultarse a tiempo en una cueva y el dragón les pierde de vista. Esa noche los marineros del barco encienden una hoguera en la playa para calentarse, pero las llamas atraen al dragón, que les ataca y quema la embarcación. Sin saber lo que le ha pasado al barco, Arnust y sus compañeros continúan su camino con sigilo, pero el dragón les descubre de nuevo y todos huyen ante él. Todos menos uno. Maorn permanece quieto con su nueva espada en la mano. Se siente diferente, no tiene miedo. En un alarde de valor y destreza, consigue abatir al dragón con su nueva arma. Sus compañeros, al ver cómo sucede todo, comprenden que Maorn empuña realmente una de las Cinco espadas y se dan cuenta del poder de ésta.

Con el barco en llamas, los miembros de la expedición se quedan atrapados en la isla sin expectativas de poder escapar. Sin embargo, esa misma noche localizan un barco de velas negras. Pronto comprenden que se trata de un barco de Sharpast y que éstos buscan también la espada. Con la sorpresa de su lado, emboscan a los soldados que de Sharpast en un sendero de la montaña, acabando con todos menos uno: uno de los hermanos del emperador, Mencror, que es hecho prisionero. Antes del alba asaltan el barco y lo toman por la fuerza, partiendo con su nueva embarcación hacia Lindium.

Cuando regresan y muestran la espada al rey de Hanrod, éste cumple su palabra y prepara sus ejércitos para la guerra. Es en ese momento cuando se enteran de la caída de Sinarold. Los miembros de la expedición se separan y siguen sus caminos: Neilholm regresa a casa con su familia y retoma sus funciones como capitán de la guardia del rey. Glorm regresa a Landor para asegurarse de que su hermano, el rey, cumple también su palabra. Arnust regresa a Oncrust con Halon, Maorn y la espada. Nairmar vuelve a Vanion acompañado de dos escoltas escogidos por su padre: Hernim y Dulbog, dos soldados veteranos. Durante el viaje de regreso a casa son asaltados por unos bandidos, pero les dan una lección y siguen su camino.

Finalmente Nairmar regresa a casa y ve a su padre, le cuenta todo lo que ha pasado pero el rey de Vanion está muy disgustado con su hijo. Como buen padre le perdona y continúan los preparativos para la guerra. Nairmar conoce a Malliourn en ese momento y su padre le presenta como nuevo general de los ejércitos de Vanion, para sorpresa de Nairmar, que esperaba ocupar el cargo. Nairmar puede descansar por fin, pero antes va a ver a su amante, la única mujer que ama: Nerma, una doncella de palacio.
Hernim y Dulbog dejan su cargo en la guardia del rey para entrenar a las levas de campesinos que se unen al ejército y los preparan para la guerra.

Tras meses de preparación, los ejércitos de Lindium se agrupan en un puerto costero donde preparan la invasión. Los reyes, generales y magos deciden la estrategia a seguir para doblegar al Imperio. Deciden atacar por sorpresa y dirigir al ejército a la capital del imperio para dar un golpe de efecto que termine la guerra con prontitud, acabando con Sharpast de una vez por todas. Antes de partir a la guerra, Nairmar pasa su última noche con su amada, Nerma, donde le jura amor eterno y le asegura que volverá para estar con ella.

Mientras en occidente conspiran contra Mulkrod, éste regresa con su ejército a la capital de su Imperio, donde celebra un desfile triunfal con sus soldados, los prisioneros capturados durante la campaña y con los tesoros obtenidos durante los saqueos. Tras la ceremonia el emperador regresa a su palacio donde es recibido por sus hermanas y sus consejeros. Demasiado cansado para escucharles decide dirigirse a su habitación, pero allí le espera uno de sus espías que le informa del inminente ataque de los ejércitos de Lindium, del hallazgo de éstos de una de las Cinco Espadas, y la captura de uno de sus hermanos. Furioso, Mulkrod jura venganza. Al día siguiente informa a sus otros hermanos: los gemelos: Marmond y Menkrod, de todo lo que el espía le reveló y tras reunirse con sus consejeros y generales, inician los preparativos para defender el Imperio de los agresores. Por la tarde, el emperador recibe a una embajada de Vanion que le declara la guerra. Mulkrod, sonríe satisfecho. Por fin tiene la guerra que tanto había deseado.

Los ejércitos de la coalición de Lindium desembarcan en el Imperio, en concreto en las tierras de Tancor, tomando tras un ataque nocturno la ciudad portuaria de Rwadon, que de inmediato pasa a convertirse en su base de operaciones. Hernim y Dulgob tienen un papel fundamental en la toma de la ciudad. En Rwadon Malliourn decide abandonar el ejército aliado para buscar a la resistencia de Tancor en el Bosque Maldito para conseguir ayuda para la campaña, dejando a Nairmar al mando de las fuerzas de Vanion dentro del ejército aliado. Tras días de preparativos el ejército parte en dirección al corazón del Imperio esperando sorprender al enemigo, pero no saben que éstos ya se están preparando para la guerra.

Al norte, el general Darwast queda designado gobernador de Sinarold, con un ejército de pacificación de cincuenta mil hombres. Un día recibe una carta del emperador en la que le ordena que envíe su ejército al sur para ayudar en la defensa del Imperio. Darwast acude de inmediato en ayuda de su amigo, pero tenía un largo camino por delante.

Malliourn partió de Rwadon antes de que el ejército avanzara hacia la capital de Sharpast junto a Darm y seis escoltas más. Tenían que encontrar a la resistencia de Tancor para conseguir su ayuda. Durante semanas viajaron de incógnito por territorio enemigo hasta llegar a los lindes del gigantesco Bosque Maldito, en el que se adentraron. Después de largos días de agotadora y agobiante marcha por el interminable bosque, los miembros de la resistencia les capturaron y condujeron a su guarida en las montañas. Allí Malliourn fue conducido en presencia de la reina del bosque y líder de la resistencia: Elisei Atram. En un principio es considerado un soldado imperial, pero Malliourn consigue convencer a la reina de quién es realmente. Después de mucho deliberar, la reina del bosque no está dispuesta a ayudar a Malliourn ni a los ejércitos de Lindium, aunque luchen contra un enemigo común, pero al menos accede a dejar salir del bosque a Malliourn y sus compañeros y permite que un grupo de voluntarios se una al ejercito de la coalición. La reina y general se quedan unos momentos a solas y sus miradas conectan y se besan. Ambos mantienen un romance breve pero intenso esa noche, justo antes de partir Malliourn. Al día siguiente Malliourn abandona la guarida de la resistencia con sus hombres y cincuenta voluntarios liderados por un joven oficial llamado Umdor. Tienen que llegar a tiempo antes de la gran batalla con Sharpast.




El ejército de la coalición de Lindium continuó avanzando por tierras del imperio, pero en las Colinas de Hast halló por primera vez una resistencia seria por parte del enemigo. Un pequeño ejército imperial, compuesto por unos pocos miles de hombres, les cortaba el paso en un puesto fortificado con empalizadas y fosos. Era necesario derrotar aquel ejército para poder proseguir sin que corriera peligro la línea de aprovisionamiento. Pero un ataque frontal provocaría muchas bajas que no podían permitirse. A Arnust se le ocurrió la forma de hacer salir al enemigo del campamento fortificado sin sufrir bajas: bombardear el campamento con ánforas de brea que esparcieran el líquido por todas partes para rematar con fuego. Así sucedió: las catapultas lanzaron todas las ánforas de brea y los arqueros arrojaron proyectiles incendiarios para provocar un incendio que creara el infierno allí. El fuego lo consumió todo y los soldados de Sharpast tuvieron que escapar del humo y las llamas, siendo atacados por las tropas de Lindium, que les masacraron.


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