miércoles, 11 de febrero de 2015

Batalla del Gran Muro


Esta reseña contiene spoilers del libro Las Cinco Espadas. Se recomienda haber leído antes el libro.

Fuerzas en liza 

En el invierno del año 1586 del cómputo lindoniano, los ejércitos de Sharpast iniciaron una ofensiva a gran escala para conquistar el último reino libre de Veranion, Sinarold del Este, con un ejército de más de 100.000 hombres y una flota de 400 barcos de guerra. El propio Emperador Mulkrod era quien se había puesto al frente de aquel ejército, dando un papel preponderante a un hombre de su confianza, el general Darwast Mítrades y a sus propios hermanos. El objetivo imperial era hacer efectiva la conquista de ese territorio. El ataque en pleno invierno pretendía ver la capacidad de su ejército y a su vez prepararlo bien para campañas militares en circunstancias climáticas adversas. 

Caballero de Sharpast 
El ejército que Sinarold pudo reunir para repeler la invasión, incluyendo tropas de milicia de escasa preparación militar, unos 10.000 infantes y 100 barcos de guerra. No obstante, la flota de guerra de Sinarold contaba con naves veloces que les daban una mayor ventaja sobre los imperiales. A la cabeza de aquella escasa hueste se encontraba el anciano rey Krahim, pero el verdadero encargado de dirigir la defensa del reino era el sobrino del rey, el general Karmil Dungor. A esas fuerzas se les sumaron ese mismo invierno refuerzos venidos de Vanion, un total de 3.000 soldados veteranos y una pequeña flota de barcos. El objetivo inicial de Sinarold para repeler la invasión era detener a los invasores en el Gran Muro, la infranqueable fortificación que protegía la totalidad del reino y evitar cualquier intento de desembarco enemigo haciendo uso de la flota. Al frente de la fuerza expedicionaria de Vanion estaba el comandante Harnas.


Antecedentes

Sinarold ha sido desde siempre un ansiado objetivo para Sharpast, que ha intentado anexionarse la totalidad del reino en multitud de ocasiones, en las llamadas Guerras del Norte. En el transcurso de ellas el Imperio consiguió anexionarse gran parte de Sinarold, a excepción de la península Sinalítica, que fue amurallada para mantener una parte del reino a salvo en los tiempos de Rando el Glotón y Fenrig el Bravo, que contuvieron a los ejércitos imperiales al otro lado del Gran Muro. 



En la última Guerra en el Norte, en la que los ejércitos de los reinos de Lindium participaron de forma directa, Sharpast se desgastó luchando en varios frentes durante años sin hacer grandes progresos, lo que les forzó a pedir la paz en el año 1565, que se firmó en Beglist, y en la que Sharpast se comprometía a no atacar más al Reino de Sinarold del Este. El tratado fue considerado como una humillación nacional. El propio Mulkrod, que asistió siendo un niño a la firma de dicho tratado, juró vengar la afrenta sufrida.

Cuando Mulkrod llegó al trono imperial tras la muerte de su padre, inició enseguida los preparativos para la guerra y un año después comenzó el ataque contra Sinarold.


Batalla

El Gran Muro
El ataque imperial se inició en tres frentes con el objetivo de penetrar en el muro en al menos un punto para hacer efectiva la invasión. Superado el escollo del Gran Muro tendrían todo Sinarold a su alcance. El día escogido para el ataque amaneció con niebla y nieve, lo que favoreció que los soldados imperiales pasaran desapercibidos hasta que ya era tarde.

Las fuerzas de Sinarold y sus aliados sabían que su única posibilidad de éxito era contener al ejército imperial en el Gran Muro, para ello el grueso de sus fuerzas se congregaron a lo largo de la muralla en multitud de fuertes, listos para defender la muralla en cualquier punto donde fueran atacados, pero, al ser tan extensa la muralla y disponer de tan pocas fuerzas, la defensa de todos los sectores no sería tan efectiva como cabía esperar.

El tiempo el día de la batalla

Inicialmente el ataque fue repelido por los escasos defensores que se hallaban en los sectores atacados, que se vieron sorprendidos y pidieron refuerzos a las guarniciones más cercanas, pero al final acabaron cediendo por la aplastante superioridad de las fuerzas imperiales, que atacaron en masa en los tres sectores. El ataque en el sector de Vanion fue contenido durante horas por el comandante Harnas con la ayuda de los refuerzos traídos por el capitán Malliourn. No obstante, un ariete imperial logró perforar la puerta del muro en aquel sector y se inició un duro enfrentamiento junto a la entrada entre el millar de soldados de Vanion que se habían congregado allí y los miles de asaltantes imperiales que atravesaban la puerta en tropel. El combate fue duro y encarnizado, con cientos de muertos en los dos bandos, pero la superioridad numérica imperial inclinó la balanza. El propio comandante Harnas fue muerto en la lucha por una lanza de Sharpast, pero antes de morir dio el mando de los soldados de Vanion a Malliourn, que viendo perdida la batalla hizo lo que pudo para que sus hombres se retiraran ordenadamente y evitar que todos ellos murieran ese día en la fría nieve.

En los demás sectores el resultado fue el mismo: la aplastante victoria imperial. Algunas guarniciones de Sinarold y Vanion quedaron aisladas en sus fortificaciones al no recibir instrucciones adecuadas tras la debacle en el Gran Muro, siendo tomados uno a uno u obligados a rendirse.

Consecuencias

Tras la victoria en el Gran Muro, las fuerzas imperiales tenían acceso directo a la totalidad de Sinarold, pero aún quedaban bastiones que conquistar antes de hacer efectiva la conquista: Vendram y Beglist, las ciudades más grandes del Norte, que estaban bien protegidas por grandes murallas que las hacían difícilmente expugnables. 
Los soldados de Sinarold y Vanion, en una penosa retirada bajo el gélido frío invernal del Norte, huyeron del frente buscando refugio en la última línea defensiva de Sinarold, donde esperaban resistir el tiempo suficiente para obligar a Mulkrod a pedir la paz y salvar el reino.








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